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Terapias Naturales

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Sergio Fernández C. - Terapeuta Holístico - sergiojs7@gmail.com - 9 316 43 30

martes, 3 de enero de 2012

El Cuerpo Físico: El Templo del Dios Viviente




La raza humana se encuentra en la tierra de 3ª Dimensión con el objetivo de conocerse a si mismo y explorar sus poderes creativos, a través de variadas experiencias que le otorgan a la larga la maestría sobre el mundo de la forma, consiguiendo así la ascensión a las dimensiones de conciencia mas elevadas.

Ahora no todo es tan simple como parece ya que las energías de la 3ª dimensión son muy densas para la frecuencia de nuestro Yo Superior o Yo Real, lo cual hace necesario un vehículo que nos permita habitar en este mundo para poder vivir las experiencias que nos llevarán a la maestría. De esta forma el Yo Superior envía una mínima porción al mundo de la materia encarnando en un habitáculo material conocido como cuerpo físico.

Una vez encarnada el alma en el cuerpo físico, esta queda sujeta a las leyes que gobiernan este plano material. El Ser comienza a experimentar una conciencia que no es posible adquirir en otros planos que es la conciencia de dualidad o del bien y el mal. Esta conciencia hace sentir al individuo separado del resto de la creación, viendo las cosas como buenas o malas, además de polarizarlas como opuestos separados unas de otras.

Al sentirse separado del resto, el individuo obtiene una visión única de la vida, distinta a cualquiera que antes haya experimentado. Esta visión le permite explorar los mundos más profundos de su individualidad y, a la vez que va despertando su conciencia, va recuperando su visión unificadora sintiéndose nuevamente uno con toda la vida ascendiendo a los siguientes niveles dimensionales.

Para poder realizar todo este proceso evolutivo es necesario habitar un cuerpo que nos permita vivenciar tal y como deseamos nuestra experiencia en el plano de la forma. Acá viene el primer obstáculo: el cuerpo físico posee una densidad tan grande, que no permite que nuestro espíritu absorba la luz o energía suficiente desde la fuente máxima de vida (Dios), por lo cual nuestra alma no puede nutrirlo correctamente con lo cual el tiempo de experiencia en él se hace corto. El cuerpo, al no recibir suficiente energía, perece y el alma debe buscar un nuevo vehículo para continuar su exploración del mundo material.

El alma deberá encarnar en un nuevo cuerpo físico para continuar con su evolución. Pero no puede ser cualquier cuerpo ya que no todos reúnen la condición necesaria para nuestro fin. Cada vez que el alma habita un cuerpo, debe de escoger cuidadosamente cual es el que servirá de forma perfecta para su propósito evolutivo. En este punto es donde se dice que el niño que llega al mundo es el que escoge a sus padres y familia, ya que este busca el ADN que le permita evolucionar de óptima forma en el plano de la materia física.

El Yo Superior envía a su Chispa Divina a encarnar en el cuerpo perfecto para sus fines. Investiga el material genético que heredara mucho antes de encarnar, en conjunto con las almas que lo acompañarán en su aventura evolutiva. Así el alma sabe perfectamente que desafíos encontrará, y cuales son sus fortalezas y debilidades. El alma conoce desde cuales serán sus rasgos físicos, hasta cuales serán sus patrones de creencias que condicionarán sus experiencias en el plano material.

Durante su encarnación, el alma va desafiando y tratando de evolucionar el código genético que la rige. Esto lo hace por medio de la experiencia misma. Hay que comprender que el ADN esta estrechamente relacionado con nuestra evolución como alma. Si nosotros evolucionamos nuestro comportamiento, también estamos evolucionando nuestro ADN el cual cambiara esos aspectos. Así cuando concebimos vida, esta alma encontrara un material genético mas evolucionado que el de sus padres, ya que estos rompieron las cadenas que los limitaban en ciertos aspectos. Así también, cuando el alma involuciona en algunos aspectos, el ADN también mostrara esa involución en las futuras generaciones.

Un alma que evoluciona su propia cadena de ADN, una vez que desencarna, deberá buscar un nuevo cuerpo que le otorgue un nuevo material genético en afinidad a los nuevos atributos adquiridos. Esto es sumamente difícil de lograr ya que las variantes evolutivas son enormes. Cada alma es distinta a otra, por lo cual la Chispa Divina buscara el ADN que le sea más similar al anterior que poseía.

Por esta misma razón es que el aborto es un problema. Hay veces que el aborto es necesario y las almas lo han programado como parte de su experiencia evolutiva. Pero también es cierto, que cuando un alma pierde la posibilidad de encarnar en dicho cuerpo, tardará mucho en encontrar uno que le otorgue similares características en el ADN.

Así el alma va evolucionando su código genético, encarnación tras encarnación, volviendo el cuerpo más permeable a las frecuencias luminosas. El cuerpo físico se va volviendo cada vez mas sublime permitiendo que el alma recupere su conciencia de unidad sin perder la nueva conciencia de individualidad que ha adquirido.

Por lo mismo es que nuestro cuerpo es un bien que debemos amar, cuidar y respetar. Mírate y ve la maravilla que posees. Cada tejido, cada gota de sangre, cada fluido esta perfectamente diseñado para que tu puedas evolucionar en este mundo. Mira la maravilla que TU ERES: CUERPO Y ALMA, eres el TEMPLO DEL DIOS VIVIENTE.

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