La Meditación y el Vacío

Todos provenimos desde una misma fuente, desde un mismo lugar, desde una misma conciencia. Antes de que todo fuese creado, no existía nada, todo estaba en oscuridad, en un silencioso vacío sin nombre y sin forma. Desde este lugar, la conciencia pura de la creación, el vacío sin nombre y sin forma, emanó todo lo que existe y conocemos.

En la actualidad, vivimos en un mundo en donde las personas y su estilo de vida se mueve a un ritmo veloz. La contaminación acústica es cada vez mayor y nuestro Sistema Nervioso Central comienza a alterarse y mantenerse en un "estado constante de alerta", volviéndonos más irritables y alterando el ritmo biológico natural de nuestro organismo. Nuestro Ser comienza a moverse fuera de las pulsaciones del ritmo universal, alejándose de su esencia primaria, de su origen: el vacío.

Una de las formas de contactar este vacío original es la meditación. Durante el proceso meditativo, es posible apartarnos de la influencia del ritmo de la vida diaria, para contactar nuestra esencia pura, y reconectarnos con el ritmo natural de la vida.

Uno de los grandes desafíos en la meditación es calmar nuestros cuerpos: físico, mental y emocional. Cada uno de estos cuerpos, que están sintonizados con el rápido ritmo de la vida moderna, deberán ser adiestrados por la conciencia para que regresen a su ritmo y estado natural. Deberán ser nuevamente calibrados, para que su vibración esté en afinidad con las pulsaciones universales, en afinidad con las frecuencias emanadas desde el vacío sin nombre y sin forma.

Es importante comprender que nosotros nunca nos hemos separado del vacío original. Nuestra conciencia, en su estado alterado, no es capaz de percibir esta unión y, de acuerdo a las leyes universales, todo lo que está en nuestra mente es la realidad para nosotros y nuestro mundo personal. A través del filtro de nuestra conciencia es como percibimos y experimentamos nuestra realidad.

En la meditación es importante calmar nuestro cuerpo, relajarlo al punto que este no sea una interferencia en nuestro proceso de introspección. Luego tenemos que calmar nuestros cuerpos mental y emocional. Los pensamientos tienden a desfilar ante nosotros provocando las mas diversas respuestas emocionales, y alejándonos de nuestro propósito que es contactar el vacío y restaurar nuestra conexión a los ciclos naturales de vida. 

Solo cuando se lograr enfocar la atención en el proceso meditativo, es cuando se abre la puerta para lograr la experiencia mística de contactar el vacío sin nombre y sin forma desde el cual emanamos, y al cual debemos regresar para completar el gran ciclo cósmico evolutivo. Con el tiempo, el practicante consigue ingresar al vacío con cierta facilidad debido al adiestramiento que existe sobre su cuerpo y sus emociones.

Cuando el practicante logra mantener, en cada momento y el transcurso de su vida, la conexión con el vacío, es cuando aparece el Maestro. Los grandes Maestros que hemos conocido durante la historia de la humanidad, han conseguido mantenerse constantemente en el estado meditativo. Cada momento es una meditación y conexión con el vacío.

Acá dejo un cortometraje llamado The Fly (La Mosca) en donde se puede apreciar como nuestro enfoque mental es el que crea lo que percibimos como realidad. También se puede observar el como el cuerpo y la mente pueden llegar a ser un gran obstáculo en nuestra meditación.

Los dejo con este corto para que lo disfruten plenamente!

Bendiciones a Tod@s!